Okupando, que es gerundio

La estadística del Ministerio del Interior indica que en los últimos 5 años (desde 2017 hasta 2021) las okupaciones de viviendas crecieron un 63% al pasar de 10.619 a 17.274. En valores absolutos, el mayor número de incidentes durante 2021 ha tenido lugar en Cataluña, Madrid, Andalucía y la Comunidad Valenciana, según muestra este mapa de El Mundo:

"La mayoría de casos hace referencia a usurpaciones -ocupaciones de pisos vacíos (una herencia, por ejemplo) o del banco-, mientras que los allanamientos -cuando se okupa una vivienda habitual, ya sea primera, segunda o tercera residencia- son residuales."

En relación con el parque total de viviendas en España (25.976.305) el número de okupaciones es, en efecto, reducido, pero lo importante aquí es la tendencia incremental, que se acelera claramente, y la creciente inseguridad jurídica que ello conlleva, muy perjudicial para el mercado de la vivienda de alquiler, ya muy tensionado.

Con datos de los Ministerio de Interior y de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana , he confeccionado la siguiente tabla, donde podemos ver el ranking de CCAA según ratio de okupación por cada 1000 viviendas, que en mi opinión es más significativo que el simple valor absoluto o el ratio por población:

A vueltas con el gap tecnológico europeo

Si Europa no se pone a la altura de otras grandes regiones en materia de tecnologías clave, será vulnerable en todos los sectores en cuanto a crecimiento y #competitividad, así como en cuanto a seguridad y fortaleza estratégica, lo que dificultará la resiliencia a largo plazo.

Lee dejo un hilo con reflexiones recogidas de un magnífico análisis de McKinseylogy gap | McKinsey sobre el gap tecnológico europeo.

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Las cuentas claras

Esta magnífica tabla del profesor Combarro refleja de manera cristalina el problema que tienen nuestras cuentas públicas.

Si comparamos los datos acumulados hasta julio de 2022 con los acumulados hasta julio de 2019, advertimos incrementos muy importantes en todas las partidas, tanto de ingresos como de gastos (salvo en el pago de intereses), sin una reducción significativa del nivel de déficit.

Ello implica lo que yo llamo "las dos D":

1. Más DEUDA pública, en un momento en que hemos abandonado el territorio de los intereses negativos, lo que augura un mayor impacto presupuestario.
2. Más DUDAS sobre la sostenibilidad fiscal de España en el medio plazo.

En el corto plazo, los nuevos compromisos presupuestarios que vamos a adquirir en 2023, especialmente el incremento en el gasto de las pensiones, no van a ser compensados con la espectacular subida de la recaudación, que tiene una muy importante parte estructural ligada a la inflación, sin olvidar tampoco el contexto de ralentización económica, tal y como empiezan a mostrar la mayoría de indicadores económicos. Algo que debería preocuparnos.

Por otra parte, como podemos ver en este otro gráfico de Javier Sevillano, se trata de un problema que viene de lejos, y que desde el estallido de la burbuja inmobiliaria por la crisis de 2008 no hemos puesto el suficiente empeño en resolver (algunos menos que otros).

Veremos cómo evoluciona la coyuntura en los próximos meses...

El reto energético europeo: hay que reaccionar

Ahora mismo, el mercado del gas natural, todavía vital para la economía de muchos países, está completamente roto por voluntad de Putin. Los precios de la energía suponen un lastre insalvable para sus economías y su estabilidad sociopolítica. Desde hace meses, sabemos que Rusia iba a utilizar todas las medidas no bélicas a su alcance para presionar al bloque occidental, y muy especialmente a la Unión Europea.

En mi último artículo en Sintetia, reflexiono sobre el estado actual de la cuestión:

El impacto del suministro de gas ruso en Europa

La Unidad de Inteligencia Económica de The Economist ha estimado el impacto económico de la reducción del suministro de gas ruso a Europa. Estos son sus efectos primarios y secundarios:

Directa o indirectamente, todos estaremos afectados. Las economías de mayor riesgo: Hungría, República Checa y Eslovaquia. Muchos países europeos se enfrentarán, además, a una doble amenaza por los recortes de gas a Alemania.

Les incluyo las conclusiones del análisis prospectivo. Debemos prepararnos para tiempos duros:

  • Efectos a corto plazo: "Esperamos una recesión en Europa este invierno, con el mayor impacto económico en el cuarto trimestre de 2022 y el primero de 2023. Un contexto mundial poco favorable - dado el endurecimiento monetario de EE.UU., la ralentización del crecimiento de China y el creciente nerviosismo de los inversores- agravará la desaceleración europea”.

  • Efectos a medio plazo: "Reponer el almacenamiento de gas en 2023 será difícil, ya que es probable que las reservas se agoten por completo este invierno. La transición desde Rusia como fuente de energía hacia el GNL y las energías renovables llevará tiempo. La reactivación de la energía de carbón en algunos países supondrá un retroceso temporal en la reducción de emisiones. El invierno de 2023/24 será probablemente complicado."

  • Efectos a largo plazo: “El suministro energético de la UE será más ecológico y resiliente (aunque siga dependiendo de de importaciones para las tecnologías renovables). Los altos precios de la energía incentivarán a hogares y a empresas a invertir en una mayor eficiencia energética. A largo plazo, la influencia geopolítica de Rusia sobre la UE se habrá debilitado. Sin embargo, esta transición llevará varios años y conllevará un considerable dolor económico y turbulencias políticas."

Pese a la incertidumbre, me parece un escenario harto probable que augura momentos muy difíciles. España, por su parte, tiene un enorme activo en su capacidad regasificadora. Desde luego, si no somos capaces de poner en valor esta fortaleza geoconómica, no tendremos perdón como país.

Una coyuntura global tremendamente complicada.

Desgraciadamente, se confirman las tendencias globales que apuntaba en mi artículo del mes de marzo en Sintetia : “Crisis, What Crisis?”:

  1. Los efectos de la invasión rusia de Ucrania tienen impacto mundial, especialmente en los más vulnerables.

  2. La política energética ha virado hacia la seguridad del suministro y la diversificación de las fuentes, y es un camino de no retorno.

  3. Del mismo modo, la seguridad alimentaria se ha convertido en otra prioridad estratégica.

  4. Se intensifica la carrera por las materias primas estratégicas, tierras raras, materiales críticos y productos básicos. Una carrera que no será amistosa y que augura inestabilidad en los países productores política e institucionalmente más débiles.

  5. Veremos cambios muy importantes en la gestión de las cadenas de suministro.

  6. Los estándares tecnológicos mundiales tienen más posibilidades de diverger. La competencia gana terreno a la cooperación, a ritmo acelerado.

  7. Los efectos en el sistema financiero son todavía imprevisibles: la volatilidad es la nueva normalidad.

  8. El gasto en defensa aumenta y lo seguirá haciendo en los próximos años.

  9. El ciberespacio es un escenario creciente de conflicto. Y el entorno espacial empieza a serlo también.

  10. La incertidumbre sigue siendo máxima; cualquier escenario es posible.

En estos momentos, no soy nada optimista: vamos a peor.

James Webb y la NASA

Mi último artículo en Sintetia cuenta la historia de James Webb, el formidable gestor que levantó, mantuvo, defendió y condujo a la NASA hacia la conquista de la Luna, convirtiéndola en la formidable organización que todos conocemos.

Espero que disfruten tanto como yo descubriendo su extraordinaria biografía:

James Webb, el gestor que miró a las estrellas

Complejidad

Complicado no es lo mismo que complejo. Lo complicado puede llegar a comprenderse y a predecirse. Lo complejo va más allá.

Hay nuevos comportamientos y propiedades que no pueden explicarse sólo a partir de los comportamientos y propiedades de los componentes aislados.

- Algo complicado: un reloj, un coche.
- Algo complejo: el tiempo, la economía.

No hay explicaciones simples ni predicciones exactas sobre lo complejo. Es importante entender eso.