Aquellos que me conocen saben que en mis textos me gusta incluir de vez en cuando algún divertimiento ingenioso o una pincelada de humor. Sin ellos la economía, y por extensión la vida, serían páramos intransitables.
Esta vez recupero una veterana perla que guardo anotada en uno de mis Moleskine. Se trata de un adaptación libre de un texto anónimo que llegó a mis manos hace años. Su aparente ligereza contiene una reflexión mordaz, así como una carga liberal de profundidad. A ver si así algunos empiezan finalmente a enterarse de cómo funcionan aspectos fundamentales de la economía.
Supongamos que todos los días 10 hombres se reúnen en un bar para charlar y beber cerveza. La cuenta total de los diez hombres es de 100€. Si ellos pagasen la cuenta siguiendo el mismo sistema proporcional con el que se abonan los impuestos, y tuviéramos en cuenta la escala de riqueza e ingresos de cada uno, obtendríamos el siguiente resultado:
- Los primeros 4 hombres (los más pobres) no pagan nada.
- El 5º paga € 1.
- El 6º paga € 3.
- El 7º paga € 7.
- El 8º paga € 12.
- El 9º paga € 18.
- El 10º (el más rico) paga € 59.
Todos están de acuerdo con el reparto y todos, además, se divierten. Pero un día, el dueño del bar les plantea un problema:
"Ya que ustedes son tan buenos clientes, les voy a reducir el precio de sus cervezas diarias en 20€. Sus tragos desde ahora costarán 80€".
Sin embargo, el grupo quiere seguir pagando la cuenta en la misma proporción que al principio, de modo que los cuatro primeros sigan bebiendo gratis. La rebaja no les afecta en absoluto. Pero ¿qué pasa con los otros seis bebedores, los que realmente pagan la cuenta? ¿Cómo deben dividir los 20€ de rebaja de manera que cada uno reciba una porción justa? Los 20€ divididos entre 6 resultan 3,33€. Pero si se resta dicha cantidad de la parte de cada uno, resulta entonces que el 5º y 6º hombre cobrarían por beber (el 5º pagaba antes 1€ y el 6º 3€).
Entonces el barman, que es un lince, sugiere que lo justo sería reducir la cuenta de cada uno en un 20% (es decir, la rebaja ofrecida) y procede a calcular la cantidad a pagar:
- El 5º bebedor paga ahora 0.8€
- El 6º paga ahora 2,4€ en lugar de 3€.
- El 7º paga 5,6€ en lugar de 7€.
- El 8º paga 9,6€ en lugar de 12€.
- El 9º paga 14,4€ en lugar de 18€.
- El 10º paga 47,2€ en lugar de 59€.
Cada uno de los seis pagadores se encuentra ahora en mejor situación que antes. Y los primeros cuatro bebedores siguen haciéndolo gratis. Pero hete aquí que, una vez fuera del bar, los amigos comienzan a comparar lo que se han ahorrado.
"Yo sólo me he beneficiado en 0,6€ de los 20€ totales ahorrados," dice el 6º hombre. Señala al 10º bebedor y dice: "¡Pero él ha recibido 11,8€!" "Sí, tienes razón," dice el 5º hombre. "Y mi ahorro es sólo de 0,2€. Me parece injusto que él reciba cincuenta y nueve veces más dinero que yo." "¡Cierto!", exclama el 7º hombre. "¿Por qué recibe él 11,8€ de rebaja y yo sólo 1,4 €? "¡Los ricos siempre se llevan los mayores beneficios!" "¡Un momento!", gritan los cuatro primeros hombres al mismo tiempo. "Nosotros no hemos recibido nada de nada. ¡El sistema explota a los pobres!"
Indignados, los nueve hombres rodean al 10º y le dan una soberana paliza.
Un día después, el 10º hombre (lógicamente) no acude al bar, de modo que los nueve colegas restantes se sientan y beben sus cervezas sin él. Pero a la hora de pagar la cuenta descubren algo inquietante. Entre todos ellos, incluso con los precios rebajados, no tienen dinero suficiente para pagar ni siquiera LA MITAD de la cuenta, toda vez que suman 32,8€ , mientras que la factura rebajada de los nueve asciende a 90€ menos el 20% de descuento (18 €), es decir, 72 €.
Y así, queridos lectores, es como funciona el sistema impositivo, en términos muy generales. Aquellos que pagan más impuestos son los que más se benefician de una reducción en los mismos. Póngales impuestos muy altos, atáquenlos por ser ricos, y lo más probable es que no aparezcan nunca más. De hecho, es casi seguro que comenzarán a beber en algún bar en el extranjero donde la atmósfera sea algo más amigable.
Moraleja: que cada uno saque la suya.