La jornada laboral de cuatro días está al caer

Mi previsión en cuanto a tendencias globales en el empleo: acabaremos teniendo la jornada laboral de cuatro días más pronto que tarde.

Y van a pesar más el factor social y el oportunismo político que la racionalidad económica asociada a la productividad, que también podría resultar a medio plazo un elemento relevante derivado de la automatización y de la extensión de la IA.

En una economía moderna, estructuralmente sana y tecnológicamente avanzada, la semana laboral de 4 días puede mejorar la productividad, el bienestar de los empleados y facilitar la atracción de talento, además de aprovechar los avances tecnológicos y promover la sostenibilidad.

No obstante, en economías estructuralmente rígidas, con sectores de poco valor añadido y tecnológicamente inferiores, la reducción de horas puede aumentar los costos laborales sin garantizar los mismos niveles de productividad, dificultando la creación de riqueza y dañando al tejido empresarial.

Hiperpriorizar

Los Controllers de gestión deberán prepararse psicológicamente para reaccionar a un contexto en el que la incertidumbre va a ser una constante en los próximos años.

En este contexto, las empresas deberán desarrollar un control de gestión interno potente para que sean más flexibles, horizontales y sepan reaccionar con mayor rapidez ante los cambios.

El #controller ha de estar preparado para “hiperpriorizar” acciones en un escenario de incertidumbre y, sobre todo, planificar para la disrupción, no para la perfección.

Mi ponencia en el congreso Controller Centricity 2023

James Webb y la NASA

Mi último artículo en Sintetia cuenta la historia de James Webb, el formidable gestor que levantó, mantuvo, defendió y condujo a la NASA hacia la conquista de la Luna, convirtiéndola en la formidable organización que todos conocemos.

Espero que disfruten tanto como yo descubriendo su extraordinaria biografía:

James Webb, el gestor que miró a las estrellas

Estrategias empresariales en tiempos revueltos

¿Qué pueden hacer las empresas en la actual coyuntura de inflación, volatilidad e inseguridad? Las prioridades deberían centrarse ahora mucho más en la continuidad del negocio, la resiliencia y las entradas de la cadena de suministro global.

La mayoría de las compañías han tomado medidas para buscar fuentes de suministro alternativas y tener mayores niveles de inventario. Las que se ven directamente afectadas por la invasión de Ucrania y las disrupciones globales buscarán desviar sus cadenas de suministro o buscar nuevos proveedores. Ya está ocurriendo.

Se deberían incluir nuevas mediciones para evaluar la resiliencia de los modelos de negocio: se hace necesario medir y conocer no sólo el tiempo de recuperación de la empresa (Time to Recover) ante un parón no planificado de la actividad, sino también su tiempo de supervivencia (Time to Survive) en caso de una interrupción de los suministros o servicios de proveedores externos.

Desgraciadamente, si la situación actual se mantiene durante los próximos meses, la mitigación final es que los aumentos de costes se trasladen al consumidor, alimentando aún más la inflación. Podremos ver el resurgimiento de los recargos por combustible u otros similares, especialmente en el transporte y sectores verticales integrados, como forma de repercutir los aumentos de precios.

En cuanto las estrategias financieras, las empresas tienen varias opciones, que iremos viendo desplegar cada vez más. Entre ellas, cabe destacar:

  • Detener los proyectos de inversión de capital que tienen un rendimiento financiero marginal: las estructuras de costes van a cambiar de forma desfavorable, lo que reducirá el flujo de caja operativo. Al mismo tiempo, el aumento del riesgo y la incertidumbre va a incrementar las tasas de descuento.

  • Invertir en activos fijos: el coste de los bienes de capital se enfrentará a una presión al alza. En un ciclo inflacionista, aferrarse al efectivo es una estrategia equivocada. Lo más probable es que se produzca un repunte en la sustitución/reposición de activos fijos y un aumento de la actividad de adquisición.

Además, resulta imprescindible tener capacidad de reacción rápida:

  • Crear flexibilidad en los contratos: es fundamental que las empresas incluyan cláusulas de precios de transferencia en sus contratos con los clientes. Compartir riesgos con ellos puede ser una buena estrategia.

  • Si la pandemia no llevó a un examen cuidadoso de la probabilidad y el impacto de una amplia gama de riesgos a las empresas, la crisis en Ucrania debería hacerlo. En un entorno tan volátil e incierto, el análisis de riesgos y la forma de mitigarlos es un proceso crítico y continuo. Y ello necesita buenos sistemas y personal especializado. Y mirar tanto dentro de la organización como fuera, ya que, para muchas empresas, su mayor riesgo es la economía global. Monitorizar, monitorizar y monitorizar.

Cómo organizar nuestra información sin morir en el intento

Este post responde a las cuestiones de algunos de mis lectores y, en especial, al interés de mi apreciado Jesús Puertas (alias @JesusEconomics en Twiiter) sobre mi forma de gestionar grandes cantidades de información, interés que me comprometí a satisfacer hace ya varias semanas mediante una entrada en este blog. Y como lo prometido es deuda, hoy compartiré con ustedes algunas claves de ese sistema personal. No pretendo, ni mucho menos, que constituyan un ejemplo a seguir, sino solo constatar que A MÍ me funcionan. Dicho esto, empezamos.

1. El caos no es una opción: desarrolla tu propio sistema.

Cuando manejamos grandes cantidades de información en formatos muy diversos (documentos de texto, imágenes, hojas de cálculo, enlaces web, recortes, clips de audio, correos electrónicos...), lo más importante es desarrollar un método propio de trabajo con el que nos sintamos cómodos y obtengamos resultados observables, así como mantenerlo y perfeccionarlo en el tiempo con autodisciplina y perseverancia. Se trata, sobre todo, de generar automatismos que nos ayuden a mantenernos organizados sin dedicar demasiado esfuerzo consciente a ello. Como dijo Cayo Plinio el Joven, "el hábito es el maestro más eficaz". No voy a resaltar aquí las excelencias de  conocidos sistemas de organización personal; pueden ustedes investigar, probar y aprender, así como tomar nota de los ejemplos positivos (y negativos) que observen en su devenir diario. En palabras de Francisco Alcaide y Laura Chica:  

2. Que no te entierren los archivos...

Uno de los primeros quebraderos de cabeza que todo profesional debe afrontar es el archivo y tratamiento de todos los documentos digitales necesarios para desarrollar su trabajo con eficacia. En este punto, mi recomendación se basa en tres principios básicos: orden, simplicidad y facilidad de acceso. ¿Cómo los aplico en mis tareas cotidianas? Aquí unas ideas:

  • Crear un sistema de carpetas agrupado en áreas temáticas o proyectos. No es necesario complicarse la vida haciendo muchas subdivisiones o subcarpetas, ello solo ralentizará nuestro trabajo. Cuanto más simple, lógico y acorde con nuestros esquemas mentales sea el árbol de archivos, mucho mejor.

  • Nombrar los ficheros correctamente. A mi entender, este es un proceso esencial, porque nos facilitará mucho la búsqueda posterior. Yo siempre utilizo el mismo sistema: "Año+Mes+Día+Contenido+Palabras Clave". Por ejemplo, si el día 26 de diciembre de 2015 quiero guardar un gráfico jpg que refleja los tenedores de deuda pública en Europa durante el año 2014 , lo más seguro es que lo denomine "20151226 Tenedores deuda pública Europa 2014.jpg". Otros ejemplos (reales) sacados de mis carpetas: "20151214 Indemnización Despido Empleo España 2015.png" o "20151106 Asalariados Edad Decil Empleo España 2014.png". Este método nos ordena los ficheros por orden cronológico con independencia de la fecha del sistema. Después, al ir a la carpeta correspondiente y teclear en la ventana de búsqueda cualquiera de las palabras clave (o un fragmento de ellas, como en la siguiente imagen), obtendremos resultados inmediatos y fáciles de filtrar. Cómodo, ¿no? Con un poco de práctica, acaba saliendo solo.

  • El tercer elemento clave es la facilidad de acceso, y aquí resulta imprescindible utilizar los servicios de almacenamiento en la nube. Nos otorgan una flexibilidad imbatible, al facilitar la consulta y actualización de archivos desde todos nuestros dispositivos, ya sean móviles o estaciones de trabajo. Hay excelentes proveedores en este área, como Google Drive, pero yo tengo debilidad por Dropbox, debido a su seguridad y versatilidad. Por supuesto, a partir de un determinado tamaño de almacenamiento, el servicio es de pago, pero ya se sabe: nada bueno es gratis.

  • Finalmente, nunca olviden la regla de oro de todo gestor de información: hagan copias de seguridad periódicas de sus archivos, siempre. Así, cuando la nube falle temporalmente o su PC se estropee (que pasará, tarde o temprano), sus muchas horas de trabajo e investigación estarán a salvo. Esta recomendación, desgraciadamente, se olvida pronto, y casi siempre la acabamos aprendiendo por la vía dolorosa.

3. No te enredes en las redes

Internet y las redes sociales suponen una fuente inagotable de información difícil de ordenar y manejar. Como en el apartado anterior, recomiendo sensatez y simplicidad a la hora de hacerlo.

  • Un buen navegador dotado de los complementos adecuados nos facilitará mucho la tarea. Para este propósito, he usado tanto Firefox como Google Chrome, añadiendo algunas útiles extensiones. En primer: un lector RSS, imprescindible para mantenernos al día de nuestras fuentes favoritas. Yo utilizo feedly para tal menester, aunque hay otros buenos productos disponibles. Asimismo, tengo instalada la extensión de Pocket, una potente herramienta multiplataforma que nos permite organizar artículos web. Con dichas utilidades, más un potente bloqueador de publicidad intrusiva como Adblock, me siento perfectamente pertrechado. Y un inciso final: olvídense de llenar su navegador de marcadores. No resulta útil ni eficiente.

  • Con Twitter, del que soy usuario muy activo, resulta más difícil recopilar y organizar información valiosa, por la propia naturaleza de la plataforma. Más allá del consabido uso de los "Me gusta" y de las listas, hay algunas herramientas muy útiles, empezando por Tweetdeck, aplicación de escritorio de Twitter con una excelente interfaz de trabajo. Para terminar, no desdeñen el muy útil recurso al pantallazo como medio de conservar tuits destacados, aunque Twitter ha mejorado su herramienta de guardado.

4. Simplifica el correo electrónico

spam100.jpg

Otra de las pesadillas cometiempo de cualquier analista es la gestión del correo electrónico, mucho más si la lista de contactos es amplia. En este punto, he de reconocer que en su día me costó lo suyo adaptarme a la filosofía de Gmail y olvidarme de repositorios temáticos o etiquetas. Hasta que finalmente comprendí que tenía el potentísimo buscador de Google al servicio del enorme tótum revolútum que es mi buzón, fui un esclavo del email.

5. Recapitulando

No hace falta ser un experto en organización para gestionar de manera ordenada y sencilla nuestro flujo de información. Sensatez, simplicidad, persistencia y la correcta selección de unas pocas herramientas de apoyo, resultan más que suficientes para configurar un sistema propio y funcional con el que nos sintamos cómodos.  El objetivo es esforzarnos por automatizar buenos hábitos para poder dedicar nuestro tiempo y esfuerzo (ambos preciosos) al grano esencial de nuestra actividad, cambiando cantidad por calidad

Mucha suerte en el empeño y que les cunda.

Nunca la mar en calma ha hecho buenos marineros

temporal.jpg

Decía Kant: “se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbre que es capaz de soportar". Gestionarla requiere actitud positiva ante lo inesperado, flexibilidad y agilidad mental, apertura de miras y disposición permanente a aprender. Mucho más durante estos tiempos, en los que #COVID19 ha precipitado y acentuado la dinámica de complejidad, cambio acelerado e incertidumbre de los últimos años, imponiendo realidades que pueden modificar las reglas del juego político, social y económico. Reflexiono sobre todo ello en mi última (y marinera) colaboración con Sintetia.

Leer el artículo completo.

El Retorno de la Inversión Honesta (ROIH)

Indicateurs-satisfaction-client.png

(Dedicado a Luis I. Gómez, con todo mi aprecio y admiración)

Los indicadores financieros son valores que se obtienen poniendo en relación las diferentes partidas de los estados económico-financieros de la empresa, y que pretenden ofrecer una medida del desempeño de ésta. Su magnitud, comparada con un determinado nivel de referencia, puede señalar una desviación sobre la cual adoptar acciones correctivas o preventivas. Por ejemplo, el ROI, que por sus siglas en inglés significa Return On Investment, es una métrica que refleja, expresado de una manera sencilla, las ganancias financieras obtenidas con cada acción o proyecto empresarial.

Se trata, sin embargo, de una magnitud cruda, que no es capaz de medir intangibles clave. Por ejemplo, la honestidad, esa palabra que no me canso de repetir y por la que me arriesgo a que ustedes me tachen, con razón, de plasta. 

Honesto.png

Ojalá existiera un indicador que midiera, por ejemplo, el ROIH: un eventual Retorno de la Inversión Honesta, menor (o no) que el ROI financiero en términos económicos, pero muchísimo más valioso si atendemos a criterios de ética, responsabilidad y creación de valor a largo plazo, porque no hay nada tan poderoso como el discurso y los hechos de alguien natural, honesto y creíble.

Dicho esto, el camino de la honestidad personal, empresarial y política resulta casi siempre más difícil, costoso y prolongado que los atajos rápidos tomados por líderes impostados y poco escrupulosos. Quizás a muchos pueda parecer que eso les funciona. No obstante, estoy convencido que hacer las cosas bien y conforme a conciencia suele reportar grandes beneficios con el tiempo, muchos de ellos incluso susceptibles de ser contabilizados, aunque por encima de todo conlleva paz de espíritu. Y esa no hay dinero ni fama que la pague.

Haciendo mías las palabras de François Fenelon:

La rectitud de conducta y la reputación general de rectitud recaban para sí mayor confianza y aprecio, y a la larga, por consiguiente, más ventajas, incluso materiales, que cualquier camino sinuoso.

Algunos deberían tomar buena nota en estos tiempos tan difíciles que estamos viviendo.

"En mi empresa se practica el empowerment"... ¡Cuñaooooo!

Una conducta empresarial bastante habitual en estos tiempos es la de escoger un modelo de gestión, de organización o de mejora continua que esté de moda e implantarlo porque a los directivos, simplemente, les gusta.

Se hace porque les parece atractivo, proporciona apariencia de modernidad y otorga a quienes lo practican un halo de liderazgo guay, muy vendible. Mi experiencia al respecto es que muchas veces se trata de un cambio cosmético , que se queda en la superficie sin asimilar las enseñanzas del modelo. Como resultado, la mal renovada organización brilla un tiempo y enseguida declina y destiñe, como cualquier ropaje de mala calidad, hasta que las prácticas se abandonan. Se desperdician así unos preciosos recursos que hubieran podido dedicarse a tareas de verdadero valor, además de generar frustración en el personal y resistencia a futuros cambios.

Hace unos años tuve la ocasión de tratar breve e indirectamente con una empresa de tamaño medio, joven y dinámica, durante unas sesiones formativas. La curiosidad me llevó a observar su comportamiento organizativo mientras estaba con mis asuntos. Fijarse en los hábitos cotidianos de las personas, sea cual sea su estatus, y conversar francamente con quienes hacen que las pequeñas y grandes cosas sucedan, son dos hábitos muy recomendables para cualquier analista. Un viejo proverbio danés dice que a quien teme preguntar, le avergüenza aprender . No puedo estar más de acuerdo. Siempre habrá alguien de quien podamos aprender alguna cosa. Siempre.

En este caso, la anécdota surgió cuando uno de los directivos de aquella empresa presumió, en una conversión distendida ante unas cervezas, de que en su compañía se practicaba el "empowerment" (en España usamos el término empoderamiento ); esto es, se fomentaba el desarrollo en los trabajadores de una confianza en sus propias capacidades. No quise ser descortés y afearle tal presunción delante de los presentes, y no tuve después ocasión de comentárselo en privado, lo que lamento.

Durante esos pocos días de convivencia, había podido comprobar como la capacidad de decisión y acción de muchos de sus trabajadores era mínima, lo que me resultó llamativo porque se trataba de personas muy cualificadas y de amplia experiencia profesional, capaces de afrontar tareas complejas de manera reflexiva y precisa. De hecho, cualquier decisión operativa relevante en esa empresa debía recorrer un tedioso camino de ida y vuelta, un verdadero disparate ineficiente y paralizador. ¿Qué sentido tenía, existiendo una cultura empresarial robusta, unos objetivos claros y unas reglas operativas bastante bien estructuradas, tener que pedir autorización en cada paso del proceso, máxime disponiendo de un equipo humano solvente y bien entrenado?

En estos casos, la mejor opción es dejar al equipo adoptar decisiones y actuar al nivel más bajo, debiendo mantener la jefatura un papel supervisor y orientador. Ello exige, por supuesto, una dirección que conozca al dedillo su empresa, entienda los procesos, asuma los riesgos y tolere las incertidumbres.

Si hubiera tenido la oportunidad, habría compartido con ellos tres sencillos consejos:

1. Instruye a tu equipo, mediante el ejemplo y la interacción, para ejercitar su capacidad de anticipar, pensar, juzgar, decidir y actuar con independencia.

2. Deja de comportarte con ellos como si fueras una niñera.

3. Aprende a quedar satisfecho con "soluciones aceptables" aunque no sean las "soluciones perfectas" que habías diseñado en tu flamante Power Point durante la última junta, ni las que tú, exclusivamente, crees que son correctas. Observa atentamente, recomienda y deja hacer. Seguro que te sorprenden.

Mis 10 libros imprescindibles de economía, sociedad y gestión.

Cumpliendo con la promesa efectuada a mi apreciado Manuel Álvarez López, inquieto y brillante ingeniero español afincado en Lima, hoy comparto con ustedes una selección con mis diez libros imprescindibles de economía, sociedad y gestión, esos que todavía conservo en un lugar privilegiado de mi despacho, en formato papel y edición original (todo lo demás lo tengo ya en digital, por razones de movilidad y espacio). Comprobarán que no es una lista sesuda. He escogido las obras tanto por motivos sentimentales como intelectuales, pero todos los volúmenes seleccionados tienen en común tres características: 

  • Haberme enseñado algo completamente nuevo, animándome a pensar más allá de mis limitaciones, a curiosear y a profundizar en sus materias.
  • Ser intelectualmente honestos y rigurosos.
  • Estar bien desarrollados y escritos.  

Son diez, aunque podrían ser veinte o treinta, o... (ya perdí la cuenta).

  1. El libro de Economía de Samuelson P. y Nordhaus William fue una de mis referencias estudiantiles (algo tardías) y ha permanecido conmigo muchos años. Me sigue gustando releer sus manoseadas páginas de vez en cuando con el fin de refrescar fundamentos, tarea que muchos economistas actuales parecen haber olvidado. Lo complemento con otro tratado que me gusta especialmente por su calidad didáctica, el de Macroeconomía de Olivier Blanchard.  Y si quieren un brillante contraste teórico, merece la pena bucear en el enfoque abierto que proponen Sachs y Larrain en Macroeconomics in the Global Economy, recomendación que recibí a su vez de un seguidor de mi timeline.
  2. Ventaja Competitiva, la obra de referencia de Michael Porter, me abrió las puertas a la estrategia competitiva moderna. Los posteriores trabajos del autor, a mi entender, han sido una sucesión de variaciones con repetición de este libro fundamental, aunque como estudioso de la geoeconomía le tengo un especial aprecio a su Competitive Advantage of Nations.
  3. Las Consecuencias Económicas de la Paz de Keynes es una de esas obras que uno nunca se cansa de leer. Un trabajo monumental de apenas 200 páginas, en las que el gran economista condensa toda su experiencia vital y saber económico para ofrecer un análisis lúcido y profético sobre las negociaciones que condujeron al Tratado de Versalles tras la Primera Guerra Mundial. Otro trabajo de Keynes que considero de lectura ineludible son sus Essays In Persuasion, una obra maestra de la literatura en general.
  4. Por qué Fracasan Los Países (los Orígenes del Poder, la Prosperidad y la Pobreza) es otra de esos libros que quienes están interesados en comprender la dinámica económica global no deberían dejar de leer. En él se explica como el intervencionismo político y la configuración institucional resultan más determinantes para la prosperidad (o ruina) de un país que factores tales como el clima, la geografía o la cultura. En este sentido, se complementa muy bien con otro gran trabajo, más centrado en aspectos económico-financieros globales: Grietas del Sistema de de Raghuram G. Rajan. Y para cerrar este círculo virtuoso, otro espléndido ejemplar: Violence and Social Orders: A Conceptual Framework for Interpreting Recorded Human History, de Douglass C. North, John Joseph Wallis y Barry R. Weingast. Lean los tres, y entenderán el mundo un poco mejor.
  5. Camino de servidumbre es otra obra magna que debe leerse, ante todo, sin perjuicios ideológicos. Un libro intelectualmente honesto, preciso y de tremenda actualidad, que reflexiona sobre la pérdida de las libertades y el progreso del totalitarismo asociados a la creciente planificación de la actividad de las personas. ¿Les suena?
  6.  La lectura de la Explicación Del Comportamiento Social, de Jon Elster, constituyó para mí un continuo disfrute. Con él comprendí mejor los mecanismos de la interacción social, el porqué de nuestro comportamiento grupal y el funcionamiento de la toma colectiva de decisiones, en diversas facetas de la realidad. Resulta, además, un ejemplo de libro riguroso pero a la vez didáctico y accesible en su lenguaje. Algo que unos cuantos ampulosos "expertos" de hoy en día deberían aprender.
  7. Lean Startup: Cómo crear empresas de éxito utilizando la innovación continua es mucho más que un libro de gestión. Sus reflexiones  exceden el ámbito la empresa y pueden aplicarse a diferentes organizaciones, muy especialmente burocráticas. Es, ante todo, un ejemplo de think outside the box convertido en texto de culto para nuevos emprendedores.
  8. La España Imperial (1469-1716) y El Conde-Duque de Olivares, de John H. Elliot no son libros ni de economía ni gestión, sino de pura historia, pero leer el impresionante y detalladísimo relato de los siglos de oro del imperio español ayuda a cualquier economista o analista a entender mejor nuestra presente realidad económica, social y política. Nunca mejor dicho aquí lo de que "de aquellos polvos vienen estos lodos".  Cualquier lector atento reconocerá al instante en las páginas de ambas obras acontecimientos y patrones de conducta muy familiares. Totalmente recomendables.
  9. Whole Business Thinking - Executive Management es un libro que encontré por casualidad mientras curioseaba en una librería de viejo. Aborda con un enfoque integral todos los conceptos y procesos clave de la dirección y gestión ejecutivas, haciéndolo además con claridad y concisión. Una excelente referencia.
  10. Finalmente, y como más reciente incorporación a mis top ten se halla el libro que me abrió las puertas a una visión práctica y alcanzable del liberalismo. Me refiero a la hasta ahora mejor obra de Daniel LacalleViaje a la libertad económica: Por qué el gasto esclaviza y la austeridad libera, lectura obligatoria para todo aquel que pretenda entender los mecanismos de la alta economía moderna y no dejarse engatusar por los smoke sellers que pululan el mundo político y financiero.

Lo dicho: podrían ser muchos más de diez, pero en la lista precedente están todos los que para mí son. Ah, y a este respecto, no deberían perderse la lectura del primer libro que han lanzado los fundadores de Sintetia y que presenta una visión fresca, dinámica y didáctica de la economía difícil de encontrar: Nunca te fíes de un economista que no dude. Lean y sigan el consejo de su título. Que conste que les he avisado.