Breves reflexiones geoeconómicas sobre la "guerra del crudo"

Hace unos días descubrí en mi timeline un muy interesante gráfico de Raphael Bergoeing (@RBergoeingV) mostrando la evolución del precio del petróleo relacionada con eventos geopolíticos relevantes. Dicho gráfico, al que he añadido elementos adicionales, ofrece al lector una oportunidad para la reflexión (hacer click para ampliar): 

No cabe duda que el el fenómeno del shale oil es uno de los elementos clave de la actual tormenta de precios del crudo y  un factor que está modificando el panorama geoeconómico internacional. Para empezar, la autonomía energética estadounidense implica una mayor independencia de Oriente Medio y una pérdida de relevancia de la OPEC como actor clave global.

En palabras de Daniel Lacalle, el fracking ha desactivado la "prima geopolítica" del petróleo. Creo que no se puede expresar mejor con menos palabras.

Los acontecimientos de estas últimas semanas han sido presentados por los medios generalistas como una acción ofensiva contra la industria del shale, pero esta visión resulta a todas luces insuficiente sin considerar todos los actores del teatro de operaciones. 

Estados Unidos

Para EE.UU, el impacto de un crudo en el entorno de los 70-80 dólares es limitado. Con los precios actuales, sólo las explotaciones independientes y muy endeudadas (ubicadas en Texas, Oklahoma y North Dakota) están perdiendo dinero. No obstante, la industria petrolífera, a través de sus lobbies, presiona fuertemente a la administración para levantar la prohibición a las exportaciones de crudo, lo que constituiría un acontecimiento económico de impacto mundial.

En este sentido, el país ha pasado de ser en 2010 el mayor importador neto y bruto de derivados del petróleo a convertirse ya en el mayor suministrador bruto y el segundo mayor suministrador neto después de Rusia, a la que podría superar a finales de 2016.

Se estima que alrededor de 2020, EE.UU podría convertirse en exportador neto de crudo y sus derivados, considerados en conjunto


Arabia Saudí

El país árabe necesita, según Bloomberg, un barril a 97,5 dólares para equilibrar su presupuesto, aunque dispone de unas reservas de 736.000 millones de dólares para aguantar el envite. De hecho, más que una disputa con los EE.UU, muchos analistas ven en el movimiento saudí la intención de propinar un importante revolcón a Rusia y a los miembros más díscolos de la OPEC, como Venezuela e Irán. Veamos...

Rusia.

Es uno de los grandes perjudicados por el desplome de los precios, que trastoca muy seriamente sus cuentas públicas. La economía rusa, además, está viéndose afectada (bastante más de lo que reconoce Putin) por las sanciones financieras derivadas de su intervención en Ucrania. La gran caída del rublo con respecto al dólar es una de las consecuencias más llamativas de esta coyuntura. Punto a favor de Estados Unidos.

Venezuela

El miembro económicamente más débil de la OPEC puede sufrir nuevos conflictos civiles y una devaluación adicional de su moneda si se mantienen los precios actuales del crudo. Habrá que ver como lo digiere el régimen de Maduro, pero cuenten con que la culpa será de los Estados Unidos. ¿Acaso lo dudaban? Otro puntito para el casillero norteamericano.

Irán

Otro país afectado también por las sanciones económicas, en este caso debidas a su programa nuclear. Se estima que necesita el petróleo a 130,50 dólares por barril para equilibrar sus cuentas nacionales. Y el Tío Sam se anota otro tanto.

China

Actualmente el segundo mayor importador de petróleo del mundo, está aprovechando la guerra de precios para aumentar sus reservas estratégicas. Tablas con EE.UU.

Una vez revisada la situación de los principales actores, ¿quiénes le parecen ahora los ganadores y perdedores en esta contienda geoeconómica? 


Postdata: España.

Para nuestro país la situación actual supone un notable respiro, como importadores de crudo que somos. El impacto, en cualquier caso, es algo menor por la desfavorable evolución del tipo de cambio. Tampoco se traslada al consumidor debido a nuestra elevadísima carga impositiva y a las características de nuestro mercado, demasiado rígido e  intervenido, en el que no existe una verdadera competencia. Vean y comparen:


Recomendación final.

Las disquisiciones anteriores no son las de un experto. Si realmente quieren conocer con detalle todos los aspectos de la revolución energética que estamos empezando a vivir, nada mejor que leer: "La madre de todas las batallas: La energía, árbitro del nuevo orden mundial", de Daniel Lacalle y Diego Parrilla. No se lo pierdan. Avisados quedan.