Complejidad

Complicado no es lo mismo que complejo. Lo complicado puede llegar a comprenderse y a predecirse. Lo complejo va más allá.

Hay nuevos comportamientos y propiedades que no pueden explicarse sólo a partir de los comportamientos y propiedades de los componentes aislados.

- Algo complicado: un reloj, un coche.
- Algo complejo: el tiempo, la economía.

No hay explicaciones simples ni predicciones exactas sobre lo complejo. Es importante entender eso.

Los retos de nuestra dependencia del gas ruso

Es probable que la #UE pueda sobrevivir a una interrupción drástica de las importaciones de #gas ruso, pero el panorama se complica cuando se tienen en cuenta los mercados individuales de gas.

Utilizar toda la capacidad de importación disponible no es realista por al menos cinco razones:

1. La capacidad de producción y licuefacción es limitada
2. Cuestiones económicas y jurídicas relacionadas con la reorientación de los flujos de GNL
3. Precios elevados
4. Efectos secundarios en los países más pobres
5. Problemas intracomunitarios

La pregunta que se hace Bruegel: ¿Cómo puede Europa frenar la demanda de forma realista?

España, potencia mineral

España está bien posicionada para suministrar los metales necesarios para construir las baterías del futuro y desarrollar las #renovables y los vehículos eléctricos de Europa. Somos el país más rico en #minerales de la UE.

¿Explotaremos nuestro valor geoeconómico o seguiremos mareando la perdiz?

Más información: España, el país más rico en minerales de la UE, podría convertirse en el principal productor de cobalto- El Periódico de la Energía (elperiodicodelaenergia.com)

Feliz Navidad

"Haré honor a la Navidad en mi corazón y procuraré mantener su espíritu a lo largo de todo el año. Viviré en el Pasado, el Presente y el Futuro; los espíritus de los tres me darán fuerza interior y no olvidaré sus enseñanzas."

- Charles Dickens

Feliz Navidad y un 2022 más próspero y menos torcido que este año que terminamos.

Green is the new black

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Artículo de Borja Ventura en Yorokobu, en el que tuvo la gentileza de recabar mi opinión y la de otras muchas voces, lo que hace el trabajo más abierto e interesante para un debate sensato y respetuoso sobre el tema. Excelente trabajo y muchas gracias por la confianza.

La nueva economía ante el reto de que sus números verdes sean más verdes

Se gestionan las cosas; se lideran las personas

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Aunque no es la primera vez que el mundo se enfrenta a una situación de incertidumbre y desorientación global de tal magnitud, ahora lo hace desde una realidad social y tecnológica completamente distinta, con viejos paradigmas en desintegración e instituciones en cuestión. Sin embargo, ello no significa que no podamos aprender de los ejemplos del pasado.

Mi última colaboración con Sintetia un personaje extraordinario, una enorme mujer, una oficial de marina cuya historia de determinación, proactividad y rebeldía serena nos deben inspirar en estos tiempos inciertos: Grace Murray Hopper (1906-1992).

Leer el artículo: Navegar en aguas inciertas: lecciones de vida y gestión con Grace Murray

El dato

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“Los datos no son información, la información no es conocimiento,
el conocimiento no es comprensión, la comprensión no es sabiduría.”

- Clifford Stoll, astrónomo y escritor

El dato

30 de octubre de 2020: el PIB español registró una variación del 16,7% en el tercer trimestre de 2020 respecto al trimestre anterior en términos de volumen. En el segundo trimestre la tasa fue del −17,8%. La variación interanual del PIB se sitúó en el −8,7%, frente al −21,5% del trimestre precedente. Fuente: INE.

La “información”

A los pocos minutos de salir los datos anteriores, empiezan a publicarse titulares como éste de El Economista:

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Otros medios siguieron con la fiesta. El Periódico, el Heraldo de Aragón, el Huffington Post, 20 Minutos, el País… abrieron con parecidos titulares de “Última Hora” en sus redes y espacios digitales: aumento histórico y salida de la recesión. Parecía que se hubiera producido el milagro de Lourdes o la multiplicación de los panes y los peces.

Un lector no familiarizado con la economía, como son por desgracia la mayoría de ciudadanos españoles, podría haber pensado que lo peor de la crisis había pasado y que ya estábamos en la senda de la salvación económica. ¡Pero si hemos salido de la recesión, que lo dicen en los medios! ¡Es además HISTÓRICO!

Técnicamente, decir que “habíamos salido de la recesión” era un dato correcto: el término recesión económica se aplica en las situaciones en que los países que sufren crecimientos negativos en su Producto Interior Bruto (PIB) durante, al menos, dos trimestres consecutivos. No obstante, tales titulares no proporcionaban ninguna información de valor añadido que hiciera comprender la realidad a sus lectores, máxime teniendo en cuenta que la economía todavía está deprimida um 8,7% con respecto al año anterior. Un 8,7%.

Análogamente, decir que “el crecimiento había sido histórico” tampoco era erróneo: no existen registros anteriores sobre una subida económica del tal magnitud. Pero, de nuevo, ese dato en bruto, fuera de contexto, no estaba ofreciendo una información fidedigna sobre el hecho económico que pretendía describir. Era un dato tan “histórico” como la caída del 17,8% del trimestre anterior. Raro habría sido no rebotar significativamente desde aquel batacazo, una vez reabierta la economía.

Ambas expresiones, “salir de la recesión” e “histórico”, colocadas así juntas, reforzaban un entendimiento defectuoso de lo ocurrido, convirtiendo un dato francamente positivo en una anécdota triunfalista para animar al clic y posiblemente desviar la atención del público. Una forma de trabajar demasiado habitual en muchos medios y que flaco favor hace al buen periodismo económico.

Un titular mucho más preciso y correcto, que reflejaba con dos datos y pocas palabras la información necesaria, es el que publicó Javier G Jorrín (uno de los mejores periodistas económicos de la actualidad) en el Confidencial. No fue el único, afortunadamente.

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El conocimiento

La información del titular del Confidencial, acompañada con el gráfico adecuado, proporcionaba en apenas un vistazo un conocimientro general, básico pero adecuado, de la situación, que tan bien explicaba un poco más tarde el profesor Manuel Alejandro Hidalgo en un tuit:

“Pero es fundamental que entendamos estas cifras como lo que son, una valoración de un flujo de renta que se paró parcialmente en el IIT como consecuencia de lo más duro del confinamiento y que durante los meses de junio a septiembre en parte se reactivó. Son cifras estratósfericas asociadas al hecho simple de parar y reactivar.”

Este hecho se reflejaba de manera cristalina en un gráfico de mi apreciado Combarro, compañero de fatigas en Thinknomics. A menudo, una imagen habla mucho mejor que mil palabras:

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Un poco más tarde, el mismo Combarro nos ofrecía un gráfico similar del PIB, pero sin el efecto del consumo público, que nos daba una visión muy precisa de la situación en la que nos hallamos:

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Esa gráfica nos cuenta que hay varios sectores de nuestra economía (en especial el sector servicios y, de manera mucho más cruda, el turismo y la hostelería) que no han recuperado los niveles pre-pandemia y a los que todavía les queda un largo y doloroso camino por delante.

La gráfica esconde asimismo un concepto matemático muy básico pero que mucha gente desconoce o ha olvidado, y que está relacionado con las pérdidas y recuperaciones. Yo siempre lo ilustro con un ejemplo sencillo de comprender: una pérdida del 20% en mis 100 euros me deja con 80 euros en el bolsillo. Una subida del 15% sobre mis restantes 80 euros, me deja con 92 euros. He perdido al final 8 euros, un 8%. Si esa subida hubiera sido del 20%, la caída final aún sería del 4%. Este es un concepto importante en economía, y mucho más en finanzas: si pierdo un X% y luego recupero ese mismo X%, al final me quedo con menos dinero que el que tenía.

En definitiva, los llamativos titulares publicados ese día acerca de esa rutilante “subida histórica y salida de la recesión” no aportaban un conocimiento útil sobre la realidad de un dato muy positivo, dato que sin embargo no nos sacaba de la crisis y que, además, resultaba muy probablemente efímero, puesto que, a fecha de su publicación, ya estábamos siendo sometidos a confinamientos cada vez más intensos ante los rebrotes del COVID-19. Todo ello, sin contar con que todavía tenemos la economía conectada a las máquinas de respiración asistida. Y que no disponemos de recursos para mantenerla permanentemente enchufada sin hacer más destrozos a las ya muy maltrechas cuentas públicas.

La sabiduría

Lo que les cuento en este artículo un ejemplo puntual, apenas una anécdota, pero que a base de repetirse se está convirtiendo en un proceder cada vez más habitual.

A estas alturas, creo que podrán coincidir ustedes conmigo que sin una información económica (y de otro tipo) que presente y trate datos veraces de manera honesta, responsable y comprensible, muy pobre será el conocimiento que los ciudadanos puedan adquirir de la realidad, tan necesario para el debate público y la adquisición de un mínimo sentido crítico. Y sin conocimiento no hay saber de las cosas que valga, esto es, no hay manera de utilizar la información para mejorar el valor de nuestras acciones o decisiones, lo que constituye el quid de la sabiduría.

Quizás sea precisamente éste el objetivo de algunos; hurtarnos de esta posibilidad de conocimiento para convertirnos en seres desinformados, acríticos, dóciles y manipulables. Carne de cañón para populismos y totalitarismos.

Prietas las filas

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Cañones a su derecha,
cañones a su izquierda,
cañones detrás de sí
descargaron y tronaron.
Azotados por balas y metralla,
mientras caballo y héroe caían,
los que tan bien habían luchado
entre las fauces de la Muerte
volvieron de la boca del Infierno.
Todo lo que de ellos quedó,
lo que quedó de los seiscientos.

Hemos pasado del estado de alarma a la resistencia, la unidad patriótica, la moral de victoria y, finalmente, al toque de queda. Lo siguiente será ocupar sus puestos para el combate, calar bayonetas y formación cerrada para doblegar al enemigo. El enemigo son el virus, voraz y despiadado, que no conoce de soflamas ni relajos, y todos aquellos indisciplinados que osan desertar de unas trincheras cuidadosamente diseñadas por un estado mayor que se ve sobrepasado e incapaz de ganar la batalla.

Este uso y abuso del lenguaje castrense no es baladí; señala la urgente necesidad de enfatizar verbalmente un fenómeno que ha superado por aplastamiento nuestra normalidad civil, como pretexto para la asunción extraordinaria y duradera de una anormalidad que, en circunstancias ordinarias, nos haría clamar al cielo, pero que ahora se nos antoja como la última seguridad posible. Lo que no pueden la competencia, la eficacia, la responsabilidad (individual, social, política) y el convencimiento, se pretende alcanzar de nuevo mediante la alarma perpetua, el código disciplinario del BOE, la arenga y el toque de corneta de a casa mis valientes.

Pero no nos engañemos: lo que no consigan un planeamiento ordenado, un esfuerzo coordinado y generoso de país, una información puntera y detallada, una gestión de riesgos prudente, una administración de recursos eficiente y una arquitectura institucional robusta no podrán solventarlo, como no lo solventaron anteriormente, un Real Decreto tras otro, unas llamativas campañas de comunicación o una sucesión de lemas y de aplausos al son del Himno de la Alegría.

Tampoco ayudarán muchos ciudadanos limitados en su devenir, culpabilizados, desorientados, asustados y saturados de órdenes y contraórdenes que, a estas alturas y en las actuales condiciones, están por repetir lo que el Coronel Dax respondió al General Mireau en Senderos de Gloria:

“Si pudiera elegir entre ratones y Mauser, creo que me quedaría con los ratones siempre.”

Por favor, no hagan olas

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El COVID-19 sigue mandando sobre la economía, y los actuales rebrotes no hacen más que incrementar sus efectos perniciosos, tal y como describí en la entrada anterior de mi serie en El Blog Salmón. En este contexto tan complicado, nuestros líderes políticos, económicos y sociales deberían tener muy en cuenta una regla de oro a seguir durante cualquier crisis: no amplificar con su proceder el daño ya causado . Una regla a la que tampoco somos ajenos los ciudadanos, como presuntos responsables de nuestros actos.

Leer el artículo completo: Por favor, no hagan olas